
El departamento 301 de este edificio de calle Rosas esconde su propio interno verde, mostrando que el bosque también puede llegar al interior de la vivienda.
En los últimos años, Kris Córdova ha convertido su departamento en un pequeño bosque, compuesto por cerca de medio centenar de maceteros con plantas tanto en el interior como en el balcón.
Bióloga de profesión y estudiando actualmente pedagogía para enfocarse en la educación, su afición por las plantas nació de su necesidad de tener un mayor contacto diario con la naturaleza. Tras vivir por muchos años en una casa antigua y oscura, a lo que se sumó el encierro de la pandemia, en 2020 decidió mudarse a una pieza con más luz, la cual poco a poco fue llenando de plantas. Entre otras, se compró un helecho arborescente, dando así un paso hacia especies más voluminosas que, aunque gratamente, la tenían atrapada en su pieza. Cuando se cambió al actual departamento, un dúplex en calle Rosas, lo hizo con todas sus plantas, pero este nuevo espacio más amplio ahora le parecía vacío. Es así como continuó agregando maceteros, creando un nuevo ambiente de bosque: su refugio personal.



Actualmente, distintos tipos de helechos, palmeras de interior, plantitas acuáticas, tréboles en cascada, entre otros, se despliegan en un espacio de aproximadamente 12 metros cuadrados. Entre los recovecos de la vegetación se esconden adornos y objetos que le agregan magia al lugar. Pero no solo eso: también se ha creado un hábitat natural para muchos bichitos que, lejos de molestar a Kris, le dan el gusto de estar compartiendo la vida con otras creaturas.
Es un espacio que recuerda que la naturaleza puede estar presente donde menos se lo espera, y que aquí es cuidada con cariño y dedicación.