
Silencioso, acogedor y profundamente arraigado en la historia de sus habitantes, el jardín del cité Comunidad Club Hípico no solo conserva especies antiguas, sino también la tradición de una vida comunitaria que florece en torno a él.
El origen de este jardín se remonta a la llegada a Santiago de familias alemanas entre las dos guerras mundiales, que conformaron este conjunto de 14 casas dispuestas en torno a un jardín común en forma de “T”, en avenida República entre las calles Gorbea y Grajales.
El jardín conserva especies tradicionales de varias décadas de antigüedad, como hibiscos rojo y rosado, rosales, parras, un palto y un damasco. También destacan las calas, que bordean los senderos, además de matico y fucsias que aportan color y frescura. Muchas de estas plantas nacieron de esquejes conservados y compartidos por los propios vecinos, como el hibisco rojo, originado de una rama rescatada y cultivada con dedicación.


El espacio se reconoce no solo por su vegetación, sino también por sus usos comunitarios. En fiestas patrias, al centro del jardín ondea una gran bandera chilena, y en Navidad, desde la misma estructura, se levanta un árbol iluminado que convierte el cité en un punto de encuentro festivo. La vida del jardín también la animan dos pequeños perritos y numerosos gatos, razón por la cual entre los vecinos se le conoce como “el pasaje de los gatos”.
La historia del lugar también queda plasmada en sus rejas, que en su tiempo fueron parte del bandejón de la Alameda. Cuando en los años 90 se realizaron allí remodelaciones, una vecina las solicitó al alcalde para delimitar los espacios, y este accedió a donárselas.
Las casas, construidas con mezcla de adobe, ladrillo y cemento, se distinguen por sus fachadas en blanco y rojo colonial, y han resistido muy bien los terremotos. Una reciente intervención modernizó el sistema eléctrico e incorporó luminarias solares, que hoy se integran al paisaje gracias al ingenio de los vecinos, quienes reorganizaron plantas altas y calas para disimular los postes.