
En el Museo Taller del barrio Yungay se esconde un pequeño gran bosque nativo de vegetación esclerófila, que nació en julio de 2023. Basado en el método de restauración ecológica del botánico japonés Akira Miyawaki, creció velozmente denso y alto.
El Museo Taller es un espacio interactivo, cultural y educativo que celebra y comparte la maestría de los oficios manuales. Quienes visitan este lugar consiguen conectar con el trabajo manual, con la sabiduría de artesanos y cultores, con las materias primas, las herramientas y los procesos. Su colección, de más de 5.000 piezas, se centró inicialmente en las herramientas antiguas de carpintería y se ha ido ampliando a otros oficios como la impresión, la manufactura textil y la cerámica. En este contexto, el pequeño bosque creado en el patio interior del museo no solo es un pulmón verde y refugio de diversidad, sino que también conecta con la materia base de la carpintería: es una aproximación a la madera en su origen, desde la semilla al bosque.
“Todo suelo sueña con ser bosque” es la premisa de Bosko (www.bosko.cl), quienes implementaron este proyecto vegetacional inspirados en la técnica de crecimiento acelerado del botánico Akira Miyawaki. Se trata de un método desarrollado alrededor de 1970 capaz de acelerar hasta diez veces el crecimiento de bosques nativos, plantando densamente varias plantas de diversas características. La competencia por alcanzar la luz y la colaboración que sucede bajo la tierra permiten crear en poco tiempo un espacio con tupida vegetación.


El bosque del Museo Taller está emplazado en un espacio de 200 m2 y contiene más de 700 plantas en más de 40 especies, entre ellas Huilmo, Quebracho, Tabaco del Diablo, Maqui y la Chupalla, las que fueron plantadas en una actividad abierta a la comunidad. Todas ellas son plantas nativas del bosque esclerófilo, que corresponde al tipo de bosque que existía en la zona antes de que se poblara y edificara. Se trata de una vegetación adaptada a ambientes cálidos, secos y con poca disponibilidad de nutrientes, como los climas mediterráneos, que se caracterizan por tener hojas duras, coriáceas y perennes para reducir la pérdida de agua.
Este interior verde se ha convertido en un espacio significativo del museo, donde ocurren distintas actividades y experiencias, tales como cuenta cuentos, el taller de “Cianotipia y encuadernación” con hojas recolectadas del mismo bosque, o el taller “Memorice del bosque”. Quienes lo visitan aprenden sobre biodiversidad y naturaleza a través de cuentos y juegos, pasando un hermoso momento al aire libre.


En este bosque se respira la perfumada atmósfera de un jardín “joven”, un espacio de calma y silencio, sobre el que el Museo hacía la reflexión: “hemos experimentado el bienestar y la serenidad de entregarse por completo al momento presente de estar en el bosque, con una atención gozosa, profunda, conectada y libre. Vengan. De verdad, vengan. Hace un año que podemos ser más felices.”